Pioneros de la agricultura ecológica
En 1986, un pequeño grupo de agricultores del municipio de Génave, en el Parque Natural de la Sierra de Segura, comenzaron un nuevo camino que les convirtió en pioneros de la agricultura ecológica en España.
Desde entonces se han incorporado más agricultores de la comarca, con el objetivo de trabajar por la salud de los consumidores y el respeto al medio ambiente, convirtiendo a Olivar de Segura en un referente del aceite de oliva virgen extra ecológico.
Elaborando calidad de vida
Con los principios de la alimentación ecológica se fomenta la salud de las personas, los animales, las plantas, el suelo y el planeta como uno solo e indivisible. También se construyen relaciones que aseguran la justicia y las oportunidades de desarrollo de todas las personas.
Con la alimentación ecológica respetamos el medio ambiente y utilizamos de forma óptima los recursos naturales. Además, potenciamos la calidad de los alimentos, la seguridad alimentaria y el desarrollo rural.
Salud y Sabor
Los productos ecológicos responden a las nuevas demandas de los consumidores más exigentes. La agricultura ecológica evita el uso de fertilizantes, plaguicidas, productos veterinarios en los animales y aditivos en los alimentos que puedan ocasionar efectos negativos en la salud de las personas. Además, los agricultores ecológicos respetan el ciclo natural de las plantas, de forma que éstas se desarrollan aportando a los frutos, mayor densidad de nutrientes, vitaminas y antioxidantes.
Equilibrio medioambiental
Con el método de producción ecológica la prevención de riesgos para la naturaleza y la conservación de la biodiversidad permiten asegurar la simbiosis natural entre animales y plantas, reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero y facilitando el equilibrio en los sistemas agrarios ecológicos.
En el cultivo ecológico del olivar se presta especial atención al manejo del suelo, promoviendo su riqueza orgánica y la humedad mediante el uso de cubiertas vegetales, el compostaje de los residuos de las almazaras y el picado de los residuos de la poda. La vitalidad del suelo favorece tanto la nutrición adecuada de los olivos como una protección eficaz contra plagas y enfermedades.